Hoy frente a :

la emergencia climática

El cambio climático ya no es una amenaza, es una realidad. Es una realidad que se agrava cada día en todo el planeta, con un impacto directo en nuestra salud y consecuencias mortales para la humanidad y la biosfera en su conjunto.

Bajo la superficie de los océanos, la acidificación del agua y las olas de calor marinas están alterando los ecosistemas. Ya ha desaparecido más del 50 % de los arrecifes de coral del mundo. Si la temperatura global del aire sube 2 °C más, se calcula que el 99 % del coral habrá perecido en 2050. La disminución de la producción de plancton afecta a toda la cadena alimentaria y podría ocasionar la muerte del 55 % de los peces del Atlántico Norte. En estos últimos años, 7000 ballenas jorobadas han muerto de inanición, lo que amenaza la supervivencia de la especie. El nivel de oxígeno se está reduciendo, y con él el tamaño de algunas poblaciones de peces. Las principales corrientes oceánicas que contribuyen a regular el clima y a mantener la estabilidad de los ciclos meteorológicos ya se han visto notablemente modificadas, puesto que se estima que se han ralentizado un 15 % desde mediados del siglo . Su colapso podría provocar cambios meteorológicos irrevocables: que Europa se seque, que el mundo entre en ebullición, que el cordón de precipitaciones tropicales se desplace hacia el sur, que el hemisferio sur se debilite.

En tierra firme, aumentan las olas de calor devastadoras, las sequías crónicas y graves, los incendios forestales, las inundaciones desoladoras y las tormentas. Estas catástrofes climáticas se han quintuplicado en 50 años, lo que supone una media de una catástrofe al día. Estos fenómenos climáticos extremos asolan los ecosistemas naturales y la biodiversidad, lo que provoca una enorme destrucción material y genera graves problemas de salud. Las catástrofes ayudan a propagar enfermedades, ocasionan escasez de alimentos, avivan los conflictos armados y favorecen los desplazamientos masivos de población. Los países del Sur son las primeras víctimas. Actualmente, 600 millones de personas viven en un entorno considerado inhabitable debido al calor: muchos han tenido que emigrar, mientras que otros sobreviven a duras penas. Muchos han perdido seres queridos, vínculos, recuerdos, hogares y, con excesiva frecuencia, incluso la vida.

Esta cifra es solo un anticipo de lo que nos espera: apenas hemos superado en 1,2 °C la temperatura de la era preindustrial, pero la trayectoria actual nos llevará a registrar entre +3 y +3,2 °C de aquí a finales de siglo.

Si se alcanzan las temperaturas previstas por las hipótesis sobre el calentamiento global, la vida en la Tierra, tal como la conocemos, está condenada.

El Amazonas tendrá más aspecto de sabana que de bosque tropical y dos mil millones de personas sufrirán calor extremo cada año. Miles de millones de vidas humanas se verán trastocadas.

Lo que está en marcha es un verdadero globocidio.

Cada día que retrasamos la aplicación de las decisiones correctas significa la muerte de miles de personas más. Permanecer por debajo de +1,5 °C no es una opción, sino un deber de cara a las generaciones actuales y futuras. Los combustibles fósiles representan el 80 % de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, por lo que hay que poner fin a su mortífera extracción.

Respaldo la denuncia contra los delincuentes climáticos
La responsabilidad de TotalEnergies

Las actividades de TotalEnergies contribuyen al cambio climático y, por tanto, a los cuatro millones de muertes que ya ha causado. Se calcula que tan solo las olas de calor generadas por las futuras actividades de la multinacional petrolera podrían causar la muerte de casi dos millones de personas más de aquí a finales de siglo.

¿Cómo se han adueñado las multinacionales, sus directivos y accionistas de este control sobre nuestro destino?

Desde hace 50 años, TotalEnergies nos condena a depender de los combustibles fósiles.

En 1971, TotalEnergies tomó conciencia, a través de una serie de estudios encargados por la industria de los combustibles fósiles, de la relación directa entre sus actividades petroleras y el cambio climático. Sin embargo, en lugar de redirigir sus actividades y entablar un debate democrático sobre nuestro futuro energético, la multinacional ha montado una aplastante maquinaria para sembrar la duda y el escepticismo climático con el fin de socavar cualquier regulación vinculante de la industria petrolera.

En la década de 1990, el grupo petrolero contribuyó a torpedear dos importantes medidas climáticas: el objetivo de Toronto de reducir un 20 % las emisiones entre 1990 y 2005, y un impuesto sobre el carbono para eliminar progresivamente los combustibles fósiles, que debía extenderse a todo el mundo tras la Cumbre de Río de junio de 1992. Este sabotaje ha sido descrito como «el lobby más feroz jamás visto en Bruselas», y ha retrasado en 30 años la toma de decisiones sobre la emergencia climática.

Hoy en día, TotalEnergies es la 6.ª compañia petrolera y una de las 20 multinacionales más contaminantes del mundo, las que han abierto deliberadamente «las puertas del infierno».

El multinacional francés ha colonizado el planeta con sus proyectos mortíferos y ha emitido 16.000 millones de toneladas de CO2 por sí sola, lo que equivale a las emisiones históricas de los 120 países con menos emisiones del planeta.
A pesar de los esfuerzos de TotalEnergies por presentarse como un actor de la transición energética, las cifras revelan una realidad muy distinta: los combustibles fósiles seguirán representando el 98 % de su producción en 2023. En 2021, por cada unidad de electricidad producida a partir de renovables, TotalEnergies produjo 447 unidades de hidrocarburos.

Peor aún, la multinacional es la segunda petrolera más agresiva del mundo en cuanto a expansión de combustibles fósiles. En los dos últimos años, la multinacional francesa ha lanzado 13 nuevos proyectos de explotación y prevé abrir 16 más. Con actividades de exploración de hidrocarburos en 53 países, TotalEnergies ocupa el primer puesto en el podio de la colonización petrolera, muy por delante de sus competidoras Shell y ENI, que sólo operan en 40 países.


Las advertencias del IPCC y de la Agencia Internacional de la Energía son claras: es imperativo abandonar inmediatamente todos los nuevos proyectos de combustibles fósiles. Pero los directivos de TotalEnergies pisotean las recomendaciones científicas internacionales y siguen obstinadamente desarrollando su producción de hidrocarburos.


**La dirección de TotalEnergies culpa a la “demanda”, creando así la confusión entre las necesidades en servicios energéticos de nuestras sociedades con una demanda, inexistente, de combustibles fósiles. **

Hoy está claro que TotalEnergies no tiene ninguna intención de reducir ni la producción ni la demanda de combustibles fósiles. La dirección de la multinacional tiene una responsabilidad aplastante, sobre todo porque dispone de los medios para apoyar activamente esta reducción de la demanda. En 2023, TotalEnergies ha vuelto a anunciar que recompensará generosamente a sus accionistas: les ha repartido 16.600 millones de euros, una cantidad muy superior a su inversión en energías renovables.

Respaldo la denuncia contra los delincuentes climáticos

Presentamos una denuncia penalcontra los dirigentes y accionistas mayoritarios de TotalEnergies para poner fin a su licencia para matar

Las acciones legales contra las grandes petroleras se multiplican en todo el mundo, llevadas por diversos actores: desde el condado de Honolulu en Estados Unidos hasta ONG ecologistas en Holanda y Francia, desde poblaciones indígenas y Estados norteamericanos hasta dos agricultores en Bélgica y Perú. Formamos parte de un movimiento mundial que reclama justicia climática y social para hacer frente a los retos actuales.
Las grandes petroleras saben ahora que su inacción ante el cambio climático será castigada por los tribunales y que, por tanto, deben poner en marcha una vía de abandono de los combustibles fósiles.
La legislación francesa es un medio que podemos utilizar para exigir responsabilidades a los delincuentes. TotalEnergies es una gran empresa petrolera con sede en Francia y, por tanto, sujeta a la legislación francesa. Llevar a TotalEnergies ante los tribunales franceses envía un mensaje claro a sus directivos y accionistas: tendrán que responder de sus actos delictivos ante los tribunales.
Nosotros, las asociaciones y los demandantes, acusamos a TotalEnergies de haber cometido los siguientes delitos: poner deliberadamente en peligro la vida de otras personas (artículo 223-1 del Código Penal francés), homicidio involuntario (artículo 221-6 del Código Penal francés), no luchar contra una catástrofe (artículo 223-7 del Código Penal francés), dañar la biodiversidad (artículo L.415-3 del Código de Medio Ambiente francés).
Nuestra denuncia se basa en una nueva rama de la climatología, denominada ciencia de la atribución, que demuestra los vínculos causales entre algunos fenómenos meteorológicos extremos (olas de calor, inundaciones, incendios, etc.) y el calentamiento provocado por las actividades humanas. Estos fenómenos extremos son cada vez más frecuentes e intensos en todo el mundo como consecuencia de la alteración del clima.
Respaldola denunciacontra los delincuentes climáticos

Dossier de prensa

Dossier de prensa

21/05/24

El dossier de prensa completo puede descargarse aquí: https://www.totalcriminal.org/pdf/PressKit_TotalCriminal_VESP.pdf

París, martes 21 de mayo de 2024

Hoy, tres ONG, BLOOM (Francia), Alliance Santé Planétaire (Francia) y Nuestro Futuro (México) y ocho víctimas del cambio climático han presentado una denuncia en París contra el consejo de administración y los principales accionistas de TotalEnergies por su contribución al cambio climático y su impacto fatal en vidas humanas y no humanas. En un contexto de intensificación de las catástrofes climáticas y apenas tres días antes de la Junta General Anual de TotalEnergies, esta acción legal podría establecer un precedente en la historia de los litigios climáticos, ya que abre el camino para responsabilizar ante los tribunales penales a los productores y accionistas de combustibles fósiles del caos provocado por el cambio climático.

TotalEnergies, sexta empresa mundial del sector del carbón, su consejo de administración y sus principales accionistas han sido demandados por poner deliberadamente en peligro la vida de otras personas, por homicidio involuntario, por negligencia en la gestión de una catástrofe y por daños a la biodiversidad. Cada delito se castiga con al menos un año de cárcel y una multa. El fiscal tiene la potestad discrecional para abrir una investigación judicial y determinar la lista de personas que pueden ser procesadas. No obstante, la denuncia presentada hoy se dirige contra el consejo de administración de TotalEnergies, que determina la dirección estratégica del Grupo, incluido su director general Patrick Pouyanné, así como contra sus principales accionistas, que votaron a favor de estrategias climáticas incompatibles con la limitación del calentamiento global a 2 °C y en contra de resoluciones destinadas a alinear la estrategia climática del Grupo con el Acuerdo de París. Entre ellos se encuentran el mayor accionista de Total, Blackrock, y el sexto mayor accionista, Norges Bank.

Las ONG y los ocho demandantes esperan establecer la responsabilidad penal de los directivos y accionistas de TotalEnergies por su contribución al cambio climático y lograr que se les condene por decisiones pasadas, que tomaron a pesar de saber que provocarían perdidas humanas y daños medioambientales.

Este caso también busca poner definitivamente fin a la expansión de la extracción de combustibles fósiles que está conduciendo a una situación sin precedentes: un “globocidio”, es decir, la perturbación irreversible del Sistema Tierra y de la biosfera en su conjunto. Además, los demandantes desean que se reconozca que determinadas personas o entidades, como el consejo de administración y los principales accionistas de TotalEnergies, tienen una responsabilidad superior en la destrucción global del mundo.

Subida del nivel del mar y costas sumergidas, olas de calor mortales, megaincendios, huracanes devastadores, inundaciones y corrimientos de tierra: el número de catástrofes meteorológicas registradas se ha multiplicado por cinco en los últimos 50 años, afectando a las vidas de los ocho demandantes de Australia, Zimbabue, Francia, Bélgica, Filipinas, Grecia y Pakistán, así como a la de otros millones de seres humanos y miles de millones de animales. Las catástrofes que destruyeron sus vidas, como los incendios forestales de Australia de 2019, las inundaciones europeas de 2021 y las de Pakistán de 2022, han sido objeto de estudios de atribución científicos, que concluyeron que el cambio climático hizo que cada una de ellas fuera más fuerte y tuviera más probabilidades de producirse.

Los científicos han establecido que las catástrofes llamadas “naturales” son cada vez menos ‘naturales’: su aumento de intensidad y frecuencia es consecuencia directa del cambio climático, que en un 80% se debe a los combustibles fósiles.

Aunque la Agencia Internacional de la Energía haya recomendado parar todos los nuevos proyectos de combustibles fósiles a partir de 2021 para mantenerse en su escenario de 1,5 °C, TotalEnergies ha seguido abriendo yacimientos de petróleo y gas por todo el planeta. Incluso se ha convertido en la segunda empresa de combustibles fósiles más expansionista del mundo. La comunidad científica ha determinado que el lanzamiento de nuevos proyectos de combustibles fósiles no es compatible con la limitación del calentamiento a niveles viables.

A pesar de ser perfectamente conscientes de que el cambio climático mata, los directivos y accionistas de la multinacional multimillonaria han optado por ampliar la producción de petróleo y gas por una única razón: maximizar sus beneficios.

En la Junta General Anual de 2023, el Consejo de Administración incluso pidió a sus accionistas que votaran en contra de la resolución para alinear las emisiones de TotalEnergies con el Acuerdo de París. Esta resolución crucial fue rechazada por el 70 % de los accionistas.

A continuación, el fiscal dispone de tres meses para decidir si abre una investigación judicial. Si se decide desestimar la denuncia, o si no se toma ninguna decisión, los demandantes pueden presentar su denuncia directamente a un juez de instrucción.

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Alternatiba
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